Los juguetes de peluche se han convertido en una forma de sustento espiritual.
Jul 20, 2025
La presencia de juguetes de peluche En las distintas etapas de la vida, no solo hace que quienes la poseen se sientan menos solos, sino que, aún más importante, los peluches se convierten en una extensión de las relaciones sociales y del yo pasado. Una publicación mencionaba: «Siempre que voy a un lugar desconocido, la llevo conmigo. Irá a lugares donde mi familia no siempre puede estar conmigo y seguirá acompañándome en cada noche solitaria, inquieta y nostálgica de mis cuatro años de universidad». En su libro «Juego y realidad», el psicólogo Winnicott señaló el concepto de objeto transitivo, creyendo que su existencia puede ayudar a los bebés a aliviar la ansiedad de la separación de sus madres. Chen Wen, médico del Departamento de Psicología del Hospital Infantil Afiliado a la Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang, se refiere a este fenómeno de apego a los objetos transicionales como «la pequeña manta irrompible». En este caso, los niños que poseen los peluches encuentran los recuerdos y sentimientos de sus relaciones sociales originales como una extensión de ellas.
Por otro lado, los peluches, como portadores de memoria y emoción, pueden ayudar a los niños a recordar hitos importantes de su vida pasada y mejorar su percepción de la "autocontinuidad". La autocontinuidad se refiere a los sentimientos subjetivos de una persona hacia sí misma en diferentes momentos. Es decir, a pesar de conocer diversos cambios psicológicos o fisiológicos, la esencia del Ser permanece similar, y somos la misma persona en el pasado, el presente y el futuro. Las investigaciones demuestran que potenciar la autocontinuidad promueve el autocontrol, un sentido de vida y un juicio, una toma de decisiones y una acción más eficaces.
En los datos, podemos observar que el tiempo que los peluches acompañan a sus dueños varía desde cien días hasta más de cuarenta años, e incluso puede superar al de familiares, amigos y parejas.